Unidad 10:El territorio español: organización, desequilibrios y políticas territoriales
1. Organización político-administrativa
La organización territorial de España ha experimentado varios cambios a lo largo de su historia. Desde tiempos antiguos, diversas culturas han dejado su huella en la Península Ibérica, lo que ha influido en su configuración territorial. A continuación, vamos a resumir la evolución histórica de la organización territorial de España:
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Época romana: Durante el dominio romano, que comenzó en el siglo III a.C., la Península Ibérica fue dividida en provincias romanas. Las principales fueron Hispania Citerior (la parte este) e Hispania Ulterior (la parte oeste), que luego se subdividieron en provincias más pequeñas (Diocesis Hispaniarum, s. III dC). Esta división sentó las bases para la organización territorial futura.
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Época visigoda: Tras la caída del Imperio Romano, los visigodos establecieron su reino en la Península Ibérica con capital en Toledo. Durante este período, se mantuvo una estructura territorial similar, con divisiones regionales.
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Época musulmana: En el año 711, los musulmanes invadieron la Península y establecieron una división propia basada en provincias o coras, divididas a su vez en demarcaciones llamadas iqlim. Cada cora era gobernada por un wali. Algunas coras llegaron a ser reinos independientes a partir del siglo XI (reinos de Taifas).
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La Reconquista: A partir del siglo VIII, los reinos cristianos del norte comenzaron una larga y gradual reconquista de los territorios ocupados por los musulmanes. A medida que avanzaban hacia el sur, se establecieron nuevos territorios y se crearon los primeros señoríos y condados. Con el tiempo, estos territorios se consolidaron en los reinos de Portugal, León, Castilla, Aragón, Navarra y los Condados Catalanes.
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Hacia la unificación de los reinos: En 1469, se produjo el matrimonio entre los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, lo que puso los reinos de Castilla y Aragón bajo una misma corona. Esto sentó las bases para la formación de un estado más centralizado.
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Imperio español: Durante los siglos XVI y XVII, España experimentó su mayor expansión territorial con la formación del Imperio español. Los territorios de ultramar, incluyendo América, fueron incorporados a la organización territorial de España en forma de vierreinatos (virreinato de Nueva España, del Perú, de Nueva Granada y del Río de la Plata).
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Siglos XVIII y XIX: Con la Guerra de Sucesión (1701-1714), se estableció la Casa de Borbón en el trono español, y se inició un proceso de centralización del poder: todos los territorios debían ser gobernados conforme a las leyes de Castilla (Decretos de Nueva Planta, 1707-1716). Durante el siglo XIX, se produjeron numerosos cambios políticos y territoriales, como la pérdida de las colonias americanas y la creación de las provincias modernas.
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Siglo XX: España atravesó diversos cambios territoriales y políticos. Tras la dictadura de Francisco Franco, se estableció una división territorial en provincias y comunidades autónomas. En 1978, se aprobó la Constitución Española, que estableció el Estado autonómico y otorgó un mayor grado de autonomía a algunas regiones, como Cataluña, País Vasco o Navarra. El proceso de las autonomías consistió, básicamente, en una descentralización del poder: cada Comunidad tiene su Estatuto de Autonomía que recoge las competencias transferidas por el Estado.
2. La organización territorial actual
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Municipio: El municipio es la unidad administrativa básica en España. Corresponde a una localidad, ya sea una ciudad, pueblo o villa, y está gobernado por un ayuntamiento. En caso de pueblos muy pequeños, pueden agruparse varios en un solo municipio. Cada municipio tiene su propio alcalde y concejales elegidos democráticamente. Los municipios se encargan de gestionar los asuntos locales, como servicios públicos, urbanismo, educación y cultura a nivel local.
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Provincia: La provincia es una división territorial de rango superior al municipio. España está dividida en 50 provincias, que pueden abarcar varias ciudades y municipios. Cada provincia tiene una capital, que es la ciudad principal y el centro administrativo de la provincia. Las provincias tienen un gobierno provincial encabezado por un presidente y una diputación provincial que se encarga de administrar competencias como infraestructuras, servicios sociales, cultura y deportes a nivel provincial.
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Comunidad Autónoma: España se divide en 17 comunidades autónomas y 2 ciudades autónomas. Las comunidades autónomas son entidades territoriales con un alto grado de libertad para gestionar sus asuntos internos. Cada comunidad autónoma tiene su propio gobierno, parlamento y estatuto de autonomía, que define sus competencias y organización interna. Las comunidades autónomas se encargan de gestionar áreas como educación, sanidad, justicia, medio ambiente, transporte y políticas económicas dentro de su territorio. Estas áreas son las "competencias transferidas" por el Estado a las CC. AA.
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Las comunidades autónomas tienen una organización interna que puede variar, pero generalmente se dividen en provincias. Por ejemplo, la Comunidad Autónoma de Andalucía se compone de 8 provincias, mientras que la Comunidad de Madrid es una ciudad autónoma que no está dividida en provincias. El estado autonómico se puso en marcha en 1978, tras aprobarse la constitución.
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Todas tienen cuatro instituciones: el parlamento, también llamado Asamblea Legislativa, que es el que hace las leyes para las competencias transferidas. El presidente, máxima representación de la comunidad autónoma; el Consejo de Gobierno, formado por el presidente y sus consejeros; y el Tribunal Superior de Justicia.
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La financiación responde a dos modelos: el régimen común y el régimen foral. El primero es el utilizado en casi todas las CC. AA., por el cual estas se financian con impuestos propios e impuestos cedidos por el estado. Si los ingresos de una Comunidad son inferiores a sus necesidades, el estado cede dinero; si ocurre el caso contrario, le exige más contribución para ayudar a las CC. AA. que lo necesiten. Este funcionamiento está basado en el principio de solidaridad. Además, para evitar grandes desequilibrios regionales, existen los Fondos de Compensación Interterritorial (FCI). El segundo modelo, el régimen foral, es el implantado en el País Vasco y Navarra. Estas comunidades se financian también con sus propios impuestos, pero tienen el derecho de negociar con el Estado la cantidad que van a aportar al conjunto de España. Lógicamente, esto les da ventaja, porque siempre van a negociar tratando de aportar lo mínimo posible al resto del país.
3. Desequilibrios territoriales
Se refieren a las disparidades económicas, demográficas, sociales y de desarrollo que existen entre diferentes regiones del país. Estos desequilibrios pueden ser de diversos tipos y han experimentado evoluciones a lo largo del tiempo. Vamos a examinar los principales tipos de desequilibrios territoriales en España y cómo han evolucionado.
1. Desequilibrios económicos: España ha experimentado históricamente una concentración de la actividad económica en determinadas regiones, especialmente en torno a las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona. Estas regiones son los principales motores económicos del país, con una mayor presencia de industrias, servicios y empleo. En contraste, otras regiones, principalmente en áreas rurales y periféricas, han enfrentado dificultades económicas, altas tasas de desempleo y menor desarrollo industrial. El PIB per cápita (PIB/población) es el indicador que mejor refleja este desequilibrio.
A lo largo de los años, ha habido un esfuerzo por parte del gobierno para reducir estos desequilibrios económicos. Se han implementado políticas de descentralización y desarrollo regional, así como inversiones en infraestructuras y programas de apoyo a las regiones menos desarrolladas. No obstante, los desequilibrios económicos persisten, aunque en algunos casos han disminuido.
2. Desequilibrios demográficos: España ha experimentado un fenómeno conocido como la "España vaciada", que se refiere a la despoblación y envejecimiento de áreas rurales y provincias menos desarrolladas. Muchos jóvenes emigran hacia las áreas urbanas en busca de mejores oportunidades de empleo y servicios, lo que ha llevado a una pérdida de población en algunas regiones, especialmente en las dos Castillas y Aragón.
Las políticas de desarrollo regional buscan revertir esta situación mediante la promoción de inversiones en áreas rurales y la mejora de los servicios y oportunidades de empleo.
3. Desequilibrios de infraestructuras: en términos de infraestructuras, algunas regiones en España han experimentado un mayor desarrollo en comparación con otras. Las áreas metropolitanas y las regiones más turísticas han recibido inversiones significativas en carreteras, aeropuertos, puertos y redes de transporte público, lo que ha mejorado su conectividad y competitividad.
Hoy, tal y como vimos en las unidades sobre sectores económicos, hay ejes de dinamismo (Madrid, Eje del Ebro, Costa mediterránea norte) cuyo PIB per cápita es considerablemente mayor que las zonas en declive (Eje Cantábrico) y que las zonas deprimidas (las dos Castillas, Galicia, Andalucía Interior, Murcia).
4. La ayuda de la UE al desarrollo de las regiones desfavorecidas
La política de la Unión Europea (UE) sobre regiones desfavorecidas se basa en el principio de cohesión económica, social y territorial. El objetivo es reducir las disparidades entre las diferentes regiones de la UE, promover un desarrollo equilibrado y garantizar que todas las regiones tengan acceso a oportunidades y beneficios similares.
La política de cohesión de la UE se financia a través de los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos (Fondos EIE), que incluyen el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y el Fondo Social Europeo (FSE), entre otros. Estos fondos proporcionan apoyo financiero a las regiones desfavorecidas para ayudarlas a superar sus desafíos y promover su desarrollo.
Los objetivos principales de la política de la UE para regiones desfavorecidas son los siguientes:
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Convergencia: El objetivo de la convergencia es reducir las disparidades económicas entre las regiones. Se centra en las regiones menos desarrolladas de la UE, con el fin de mejorar su competitividad, estimular el crecimiento económico y crear empleo. Estas regiones reciben una mayor financiación de los Fondos EIE para invertir en infraestructuras, desarrollo empresarial, educación, formación y otros proyectos de desarrollo.
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Competitividad regional y empleo: Este objetivo se enfoca en mejorar la competitividad de todas las regiones de la UE, no solo de las menos desarrolladas. Se busca promover la innovación, el emprendimiento, el acceso a la educación y la formación, así como mejorar la calidad del empleo. Los Fondos EIE se utilizan para apoyar proyectos que impulsen la creación de empleo y mejoren la competitividad en sectores clave.
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Cooperación territorial: La cooperación territorial tiene como objetivo promover la colaboración entre regiones y países vecinos, tanto dentro de la UE como en sus fronteras exteriores. Se fomenta la cooperación transfronteriza, interregional y transnacional para abordar desafíos comunes, aprovechar oportunidades conjuntas y promover el intercambio de conocimientos y buenas prácticas.
La política de la UE sobre regiones desfavorecidas ha evolucionado a lo largo del tiempo para adaptarse a los cambios y desafíos que enfrenta la UE. En los últimos años, ha habido un mayor enfoque en la promoción de la innovación, la sostenibilidad, la economía digital y la transición hacia una economía baja en carbono. También se ha puesto un énfasis especial en abordar los desafíos demográficos, como la despoblación de áreas rurales.