Unidad 3: La Revolución Industrial
1. Factores propulsores de la industrialización
1.1 Revolución agrícola.
Inglaterra invirtió buena parte de sus ganancias del comercio colonial en el desarrollo interno del país. Esto provocó una tecnificación del campo que trajo una reacción en cadena: mayor producción de alimentos --> disminución del hambre --> aumento de la población --> aumento de la mano de obra y del número de consumidores. Este proceso, como es lógico, se retroalimentaba.
Se dieron tres innovaciones fundamentales:
1) Reducción del número de barbechos: hay cultivos que agotan los nutrientes de la tierra, como los cereales, de manera que, tras la cosecha, hay que dejar descansar a esa tierra durante un año para que recupere esos nutrientes. Sin embargo, hay otros cultivos que ayudan a la tierra a fijar esos nutrientes, como las plantas forrajeras. Alternando en una misma tierra la siembra de estos dos tipos de cultivos (un año cereales y al siguiente forrajeras) no había necesidad de dejar la tierra en barbecho, por lo que su aprovechamiento era mucho mayor. Este método recibe el nombre de Sistema Norfolk, por el lugar de Inglaterra donde comenzó a practicarse.
2) Mecanización del campo: aparecen nuevas máquinas que maximizan la producción, como la sembradora de Jehtro Tull, que vimos en el tema anterior. Se generalizan los cultivos que vienen de América (patata, maíz, tomate...) y el uso de fertilizantes.
3) Enclosures (cercamientos): Hasta el siglo XVIII existía una gran cantidad de tierras comunales en Inglaterra. Se trataba de tierras que pertenecían a un pueblo entero y que eran explotadas entre todos, pero esto cambia radicalmente. La burguesía rural compra estas tierras y las cerca. La propiedad privada se establece en el campo y los nuevos propietarios piensan en producir muchos alimentos para venderlos y obtener beneficios, y no para sobrevivir. Se acabó la agricultura de subsistencia: el campo también es negocio.
1.2) Demografía:
De todo lo anterior se deduce que hay un crecimiento de la población. Ocurre en toda Europa y en especial en Inglaterra, como vamos a ver.
La tasa de mortalidad se reduce, como consecuencia de un mayor acceso a los alimentos, mejor higiene y medicina. Es necesario destacar la generalización del uso del jabón y la invención de la vacuna contra la viruela de Edward Jenner en 1796.
La natalidad aumentó al principio del siglo por la mejora de la situación económica, aunque volvió a disminuir en la segunda mitad, pues al no morir tantos niños, las familias tenían menos. En las ciudades, la gente empieza a pensar que no es necesario tener familias numerosas.
1.3) Las nuevas fuentes de energía
En 1769 James Watt y su amigo Mathew Boulton patentaron la máquina de vapor, que producía energía a partir de la combustión de carbón. Esta combustión calentaba un tanque de agua y el vapor producido por el agua hirviendo hacia presión sobre un émbolo que accionaba todo el mecanismo al que se aplicase: un motor, una excavadora, etc. Por último, el vapor era expulsado a través de una válvula y vuelta a empezar. Fue un invento revolucionario, pues se podía aplicar a máquinas muy distintas. La locomotora o el barco de vapor son, quizás, los ejemplos más conocidos.
1.4) Los transportes
El aumento de producción tanto agrícola como industrial hizo que en Inglaterra se buscasen vías para abastecer a las ciudades más rápido y mejor. Se mejoraron los caminos y se construyeron canales para transportar bienes navegando.
Por otra parte, la gran revolución del transporte la trajo el ferrocarril, que podía transportar viajeros y mucha carga a grandes distancias y a una velocidad nunca vista hasta la fecha. La locomotora, patentada por Stephenson en 1829, funcionaba con una máquina de vapor. Inglaterra y luego Europa entera se llenaron de vías de tren.
Con el mismo mecanismo funcionaban los nuevos barcos, más rápidos que los de vela.
2. Los nuevos tipos de industria
2.1 La mecanización y el sistema fabril.
Las nuevas fuentes de energía, sobre todo el carbón que se aplica a la máquina de vapor, como ya hemos visto, propicia la aparición de nuevas máquinas. Esta revolución tecnológica favorece que el trabajo que una persona tardaba mucho tiempo en hacer, ahora lo haga una máquina en mucho menos tiempo. con mejor calidad y sin coste humano. Una máquina puede trabajar día y noche, no recibe salario, no enferma ni se cansa y puede ser fácilmente reemplazable. Al producirse más con menos gasto, el precio del producto baja y la venta se hace masiva. Con esto apareció el fantasma del paro, pues un obrero que pueda manejar una sola máquina hacía el trabajo de seis personas a finales del siglo XVIII. Por esta razón, los primeros movimientos obreros de protesta tenían por objeto la destrucción de máquinas (movimiento ludita o ludismo).
Los lugares donde se comenzó a trabajar con máquinas fueron las grandes fábricas, que reunían a decenas de obreros. Esto, que puede que estemos acostumbrados a ver (una nave industrial llena de trabajadores) era algo totalmente nuevo. Esta nueva forma de producción recibe el nombre de sistema fabril. El sistema doméstico y los pequeños talleres artesanos casi desaparecen.
2.2) La industria algodonera
El sector textil fue el primero en volverse fabril, pues la ropa es un producto de primera necesidad. El algodón llegó a Europa desde la India, principalmente a través de comerciantes ingleses. Al ser un tejido cómodo y barato, se volvió muy popular. La demanda creció enormemente.
Los fabricantes de algodón, para satisfacer esa demanda, introdujeron nuevas invenciones en las máquinas de tejer: lanzadera volante, Spinning Jenny o la Mule Jenny, que fue el primer telar mecánico que incorporaba la máquina de vapor, aumentando la producción de tejidos exponencialmente.
2.3) Metalurgia y siderurgia
La metalurgia comprende los procesos de extracción y transformación de cualquier tipo de metal.
La siderurgia es una rama de la metalurgia que comprende, concretamente, los procesos de extracción y transformación de hierro (el metal más utilizado del mundo) y del acero (aleación de hierro y carbono)
La siderurgia experimentó un notable avance con la incorporación del carbón de coque, de origen mineral, con mucho más poder calorífico que el carbón de origen vegetal.
Hemos visto antes que Stephenson inventa la locomotora en 1829. Este invento propicia que Europa se llene de vías de tren, con lo cual la producción de acero se multiplica.
2.4) La minería
La extracción de la principal fuente de energía de la Primera Revolución Industrial es el carbón, y uno de los minerales más empleados el hierro, por lo que se abren minas en muchos lugares y las que existen se hacen más profundas para extraer más material. Se construyen galerías surcadas por raíles en el interior de estas minas para acelerar y maximizar la extracción
2.5) Expansión de la industrialización
El primer país industrial fue Inglaterra, pero, viendo su éxito, el resto de países quisieron imitar su modelo.
El segundo país industrializado de Europa fue Bélgica, con reservas abundantes de carbón, seguido de Alemania, que desarrolló una gran zona industrial en la cuenca de Ruhr, rica en carbón y hierro, y que, a día de hoy, sigue siendo la zona industrial más potente de Europa.
En Italia, Francia y España el desarrollo industrial tardó más en darse, en parte debido a la escasez de materias primas y con grandes desequilibrios regionales: en algunas zonas la economía seguía siendo fundamentalmente agraria, mientras que en otras se transformó en industrial.
Fuera de Europa, Estados Unidos también alcanzó una fuerte industrialización debido a la riqueza mineral de su extensísimo territorio y al espíritu emprendedor de sus gentes.
3. El capitalismo
El paso a la sociedad industrial supuso el tránsito del pequeño taller artesano a las grandes fábricas. Los gremios no podían controlar este nuevo sistema de producción tan grande y la mayoría acabaron desapareciendo. Ahora bien, para poner en marcha estas grandes fábricas con sus grandes máquinas hacía falta dinero. Este se obtenía por dos vías:
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Los bancos: otorgan créditos a las empresas que creen que van a obtener beneficios.
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Las sociedades por acciones: varios socios se unen y aportan el capital necesario para montar una empresa.
Las grandes empresas se suelen constituir en forma de sociedades por acciones. Un grupo de inversores se juntan y acuerdan formar la empresa. Este grupo se conoce como Asamblea General de Accionistas, o, simplemente, los accionistas. Estos aportan capital, que puede ser en forma de dinero, de locales donde instalar la empresa, de máquinas, de materias primas, etc. Además, eligen un Consejo de administración, formado por las personas que dirigen la empresa; los jefes de la fábrica, en pocas palabras. Los miembros de este consejo contratan a los trabajadores y les pagan un salario. Estos, a cambio, realizan un trabajo cuyo producto se queda la empresa, que lo vende en el mercado obteniendo beneficios. Al final del ejercicio económico (normalmente, un año) los beneficios se reparten o se reinvierten.
4. La sociedad urbana: burgueses y obreros
4.1) Urbanización:
La Revolución Industrial cambió el aspecto de pueblos y ciudades: los pueblos se llenaron de cercas, sembradoras y cosechadoras y se vaciaron de gente, mientras que la ciudad se llenó de antiguos campesinos reconvertidos en obreros que vivían en las zonas más pobres e insalubres de la sociedad. En Inglaterra, a finales del XIX, el 78% de la población ya vivía en las ciudades.
Con este aumento de población urbana, las ciudades cambiaron su fisonomía: la burguesía se asentó en barrios nuevos, con amplias viviendas y avenidas. Las nuevas clases medias son los habitantes de los ensanches. Son barrios con buenos servicios: bancos, comercios, zonas verdes, etc. La clase obrera, por su parte, se asentó en barrios con viviendas de baja calidad que se construían cerca de las fábricas. Muchas de estas calles no estaban asfaltadas, ni disponían de recogida de basuras ni agua corriente o alcantirallado.
4.2) De la sociedad estamental a la sociedad de clases:
Durante el Antiguo Régimen, las clases altas estaban formadas por los privilegiados: la nobleza y el alto clero. Condes, duques, arzobispos, etc. eran los poderosos de aquellos tiempos. En esta nueva época industrial, nobleza y clero han perdido fuerza: su riqueza radica en la posesión de tierras y su explotación, pero el dinero ya no está tanto en el campo como en la industria urbana, y los dueños de las empresas industriales son los burgueses, ciudadanos que ya al final del Antiguo Régimen estaban sacando la cabeza gracias a su habilidad con los negocios y el comercio. Algunos nobles ven la oportunidad y se pasan al sector industrial abriendo nuevas empresas. Otros se quedan con sus fincas. Incluso se dan matrimonios mixtos entre burguesía y nobleza, algo impensable en el Antiguo Régimen.
Después de esta alta burguesía, aparecen las clases medias: mediana burguesía, pequeños empresarios, profesiones liberales (médicos, abogados, ingenieros...). Por último, en la base de la pirámide ya no aparecen esclavos, puesto que esta práctica va desapareciendo de todas las sociedades, sino los obreros industriales -el proletariado- que vive hacinado en barrios bajos y se ve forzado a trabajar horarios maratonianos a cambio de salarios exiguos, lo que da lugar a una vida que recuerda mucho, demasiado, a la del esclavo.
Mujeres y niños de familias obreras se incorporan a las fábricas ante la amenaza del hambre. No era fácil, porque cobraban sueldos más bajos que los varones adultos (la mitad o menos) y se les acusaba de ser una mala competencia para los hombres, por lo que recibían el rechazo de los propios compañeros de trabajo.
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