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Unidad 11: La Segunda Guerra Mundial

1. Causas de la guerra

Muchas de estas razones nos suenan de temas anteriores. En resumen, las causas fundamentales fueron:

  • El Tratado de Versalles, más que una paz, fue una tregua, un armisticio, como dijo en su día el mariscal francés Ferdinand Foch. Las impagables reparaciones de guerra y la hiperinflación derivada de la crisis, la ocupación francesa del Ruhr o la división de Alemania en dos por el corredor polaco fueron inaceptables para Alemania. La debilidad y la poca aceptación popular de la República de Weimar propicio que el nazismo ocupase las calles y, poco a poco, obtuviese escaños en el parlamento, hasta que en 1933 obtiene la mayoría absoluta.

  • El expansionismo inherente a todos los fascismos, que llevó a Japón a la invasión de Manchuria en 1931, a Italia a hacer lo propio en Abisinia en 1935 y, por fin, a Hitler a anexionarse Austria y conquistar los Sudetes, y poco después el resto de Checoslovaquia, en 1938. Los tres países abandonaron la Sociedad de Naciones en estos años. En 1939, Italia invadió Albania sin que a nadie pareciese importarle. En este estado de cosas, el estallido de la guerra sería cuestión de tiempo.

  • Los pactos también anunciaban agresividad. Italia y Alemania acuerdan ayudar al general Franco en su golpe de estado contra el gobierno de la república en España. Francia e Inglaterra desean evitar a toda costa verse envueltos en una gran guerra y deciden mantenerse neutrales, mientras la URSS ayuda a la república, pero a cambio de grandes cantidades de dinero.

  • Siguiendo con la política de pactos, en noviembre de 1936, Japón y Alemania firman el pacto Antikomintern para colaborar juntos contra la expansión del comunismo, al que luego se unirán otros países. En mayo de 1939 se firmó el Pacto de Acero entre Mussolini y Hitler. Nacía el eje Roma-Berlín. En agosto de ese mismo año, Alemania y la URSS firmaron el pacto Ribbentrop-Mólotov de no agresión. Aquí, hay que decir que Stalin vio que la mejor manera de asegurarse la no invasión por parte de Alemania era pactar con ella. El documento incluía dos cláusulas secretas clave: los dos países se repartirían Polonia y la URSS tenía vía libre para invadir Finlandia, sin oposición alemana. Fue precisamente la invasión de Polonia (1 de septiembre de 1939) la que hizo decidirse a Reino Unido y a Francia y declarar la guerra a Alemania el día 3 de septiembre.

  • Fallo de la política de apaciguamiento: Édouard Daladier y Neville Chamberlain, primeros ministros de Francia y Reino Unido respectivamente, hicieron, diplomáticamente, todo lo posible para que Hitler frenase sus ansias expansionistas, incluido mirar para otro lado cuando este invadió Checoslovaquia (Acuerdos de Múnich, septiembre de 1938), pero todo fue en vano.

2. La rápida expansión alemana (1939-1942)

Simplificando mucho, podemos decir que Alemania comenzó ganando la guerra y expandiéndose vertiginosamente por Europa hasta la batalla de Stalingrado (1939-1942), cuando la guerra dio un giro total y los Aliados comenzaron a comerle terreno al Eje. Vamos a comenzar con las rápidas victorias del eje.

2.1. La blitzkrieg (guerra relámpago)

 

Curiosamente, los primeros meses tras la invasión de Polonia, prácticamente no hubo enfrentamientos, pese a las declaraciones de guerra, de ahí que estos mese entre septiembre de 1939 y abril de 1940 hayan pasado a la historia con el nombre de Guerra de Broma. Los beligerantes estaban a la expectativa, tratando de analizar los puntos débiles del enemigo.

Hitler, básicamente, utilizó la misma táctica que en la Primera Guerra Mundial: atacar y derrotar muy rápido a Francia para poder concentrarse en una hipotética guerra en el este (aunque la URSS y Alemania habían firmado el pacto Ribbentrop-Mólotov, los planes futuros de Hitler contemplaban la invasión de la Unión Soviética). Esta vez, la jugada le salió mejor a Alemania gracias al uso de la 'guerra relámpago' (blitzkrieg), que consistía en invadir muy rápido el territorio enemigo, primero debilitando sus defensas mediante el bombardeo de la aviación y luego arrasando lo que quedase con la infantería y los tanques.

En abril de 1940, Hitler, que quería hacerse con las reservas de hierro de los países nórdicos, invadió Dinamarca y Noruega, sin que los Aliados hiciesen nada al respecto. El antibelicista primer ministro inglés, Neville Chamberlain, dimitió y su lugar fue ocupado por Winston Churchill en mayo de 1940.

A partir de mayo, los aliados reaccionan, pero muy lentamente. Los Países Bajos y Francia son invadidos. El ejército alemán acorraló al británico en Dunkerque (norte de Francia) y este tuvo que escapar por mar hacia Inglaterra (Operación Dinamo). Mientras, en Francia, la mitad norte quedó ocupada por los nazis, y en la mitad sur se estableció un gobierno colaboracionista, títere de Hitler, encabezado por el mariscal Pétain, antiguo héroe de la Primera Guerra Mundial. Este "État Français", con capital en Vichy, ayudó al Eje en todos los ámbitos, incluido el exterminio de judíos. 

En julio, comenzó la Batalla de Inglaterra. La táctica de la Operación León Marino era la misma: la Luftwaffe (fuerza aérea alemana) bombardearía Inglaterra para preparar una invasión por mar. A pesar de los bombardeos, Inglaterra resistió y gracias a la RAF (fuerza aérea británica) Hitler tuvo que posponer su plan, si bien continuó con la guerra submarina, al igual que en la Primera Guerra Mundial.

Para el mes de octubre, Italia quiso continuar conquistando los Balcanes desde Albania, pero fracasó en su invasión de Grecia. Hitler, fiel al Pacto de Acero, fue en ayuda de Mussolini, y en 1941, Yugoslavia y Grecia habían sido invadidas, y Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria convertidos en estados títeres.

2.2 1941-42: El punto de inflexión

En junio de 1941, Hitler pone en marcha un plan soñado por mucho tiempo: la Operación Barbarroja, la invasión de la URSS. Stalin pensaba que el pacto Ribbentrop-Mólotov era una garantía de seguridad, pero no contaba con la traición de Hitler. En octubre, la Wehrmacht y sus aliados (italianos, rumanos, checos, etc.) había llegado hasta Moscú, pero la feroz resistencia del Ejército Rojo -después de unos primeros meses de desorganización, ya hemos hablado de cómo las purgas de Stalin diezmaron la oficialidad- y el invierno ruso frenaron el avance alemán (Batalla de Moscú, octubre 1941-enero 1942). Las posteriores ofensivas en 1942 y 1943 demostraron que el ejército nazi no estaba logísticamente preparado para una ofensiva que se extendía desde el Mar Negro hasta el océano Ártico, y fracasaron tras sangrientas batallas, especialmente la de Stalingrado (julio 1942-febrero 1943), que se llevó por delante más de 2 200 000 de almas.

El 7 de diciembre de 1941 se produjo el ataque japonés a Pearl Harbor, ideado por el general Tōjō tras las sanciones impuestas por EE. UU. sobre Japón por la presencia de bases militares niponas en la Indochina Francesa. Automáticamente, el presidente Roosevelt declaró la guerra a Japón y se unió a los aliados. Los dos bandos -Eje y Aliados- quedaban configurados.

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3. El contraataque aliado y el final de la guerra

 

3.1 Las derrotas del Eje en 1942 y 1943.

Como se ha dicho, la batalla de Stalingrado fue decisiva: la URSS comenzó a reconquistar sus tierras y a liberar de los nazis Rumanía, Bulgaria, Hungría y la ciudad de Varsovia (después de la guerra, estos países pasarían a formar parte del bloque socialista).

Por otro lado, en el norte de África, el Eje había lanzado una ofensiva liderada por el alemán Rommel (el Zorro del Desierto) y sus Afrika Korps para tomar el canal de Suez, pero fueron vencidos en la  Segunda Batalla de El Alamein, Egipto (octubre-noviembre de 1942) por las tropas británicas bajo el mando del general Montgomery.

Además, en el verano de 1943, los aliados penetraron en el sur de Italia, liberando toda la mitad sur. Mussolini fue obligado a dimitir por su rey y arrestado el 25 de julio. En el norte, se formó un país títere de Alemania llamado República Social Italiana (RSI), con capital en Saló. Los paracaidistas alemanes liberaron a Mussolini de su arresto y lo pusieron al frente  de la RSI, pero solo nominalmente, pues Hitler dispuso a sus oficiales para indicar al Duce qué hacer en cada momento. 

3.2 El final de la guerra en Europa (1944-45)

El 6 de junio de 1944 tuvo lugar la operación anfibia más grande de la historia: el Desembarco de Normandía. Los aliados, con el general Dwight Eisenhower al frente, tomaron por asalto y tras una fuerte resistencia nazi una serie de playas en esta región del norte de Francia. La derrota alemana fue rotunda y produjo un efecto dominó: París fue liberada en agosto, los Países Bajos en septiembre y Grecia en octubre. 

En diciembre, los alemanes lanzaron su última gran ofensiva, pero fueron nuevamente derrotados en los bosques de Las Ardenas (Bélgica) y tuvieron que replegarse hacia su país. Allí, sufrieron ataques y bombardeos constantes por parte de los aliados, que querían que Alemania se rindiese sin condiciones. Un ejemplo de esto fue el bombardeo de Dresde, una ciudad alemana que ya no representaba ningún peligro y que fue arrasada por las bombas aliadas simplemente para acelerar la rendición en febrero de 1945.

Dicha rendición era cuestión de tiempo: el 24 de abril, las tropas de la URSS entraron en Berlín y el día 30, Hitler se suicidó en su búnker. El general Karl Dönitz le sucedió como presidente de Alemania y preparó la rendición incondicional, que se firmó entre el 7 y el 8 de mayo.

Al Duce no le fue mucho mejor en Italia: a sabiendas de que Alemania perdía la guerra y no podía garantizar su seguridad mucho más tiempo, trató de huir de una RSI que agonizaba. Mientras iba en el coche con identidad falsa, fue reconocido en un control de carretera por un grupo de partisanos el 27 de abril. Al día siguiente, fue ejecutado y colgado cabeza abajo en una gasolinera de Milán junto a su amente y tres asesores. Italia había sido liberada tres días antes, el 25 de abril.

3.3 El final de la guerra en el Pacífico

Japón llevó a cabo su propia "guerra relámpago" tras el ataque a Pearl Harbor (recordemos: diciembre de 1941): en los primeros meses de 1942 invadió parte de la costa china, las colonias francesas, británicas y neerlandesas (Birmania, Tailandia, Indochina, Malasia, Indonesia) y las Islas Filipinas, que entonces era un dominio estadounidense, venciendo a los ejércitos aliados. Sin embargo, entre el 4 y el 7 de junio de 1942 tuvo lugar, en mitad del Pacífico, la batalla de Midway, en la que Estados Unidos derrotó a Japón de forma decisiva. Después, entre agosto y febrero del año siguiente, Japón vuelve a ser derrotado en la Batalla de Guadalcanal y los aliados, comandados por el general Douglas MacArthur, liberarán, entre 1944 y 1945, las islas previamente invadidas por los japoneses, incluidas las Filipinas. La flota imperial quedó destruida.

No obstante, fieles al código de honor samurái, Japón no pensaba rendirse y plantó batalla desde su archipiélago hasta el final. En 1944, apareció la Unidad Especial de Ataque Shinpū, más conocida como kamikazes, pilotos suicidas que estrellaban su avión contra objetivos enemigos, tales como portaaviones estadounidenses. 

En julio de 1945, el nuevo presidente de EE. UU., Harry Truman (Roosevelt había muerto en abril) está en una encrucijada: la victoria sobre Japón solo es posible si se invade la isla o si se lanzan bombas atómicas. Ante la perspectiva de la cantidad de soldados que morirían en una invasión, se decide por la segunda opción. Las bombas atómicas caen sobre Hiroshima y Nagasaki los días 6 y 9 de agosto de 1945 (66 000 y 70 000 muertos al instante, respectivamente). El día 15, el emperador Hirohito anuncia la rendición. La guerra ha terminado.

4. Otros aspectos de la guerra

4.1 La persecución a los judíos y otros grupos

Hitler había expresado, desde mucho tiempo atrás, que los judíos -a quienes identificaba con el bolchevismo- eran culpables de la rendición de Alemania en la Primera Guerra Mundial y de todas las desgracias que se cernían sobre el pueblo alemán. El hostigamiento a los judíos había empezado en el periodo de Entreguerras, pero cuando el NSDAP consiguió hacerse cargo del gobierno, se recrudeció. El 15 de septiembre de 1935, el partido nazi aprobó por unanimidad las Leyes de Nuremberg, que prohibían la descendencia entre judíos y aquellos que tuvieran "sangre alemana", en un intento obsesivo de buscar una pureza racial que consideraban fundamental para la grandeza de Alemania. 

El nazismo dividió la sociedad en Volksgenossen (camaradas del pueblo, es decir los de pura "sangre alemana") y Gemeinschaftsfremde (extraños a la comunidad), grupo heterogéneo que englobaba judíos, gitanos, homosexuales y personas con alguna discapacidad física o mental. Aquellos que encajaban en este grupo fueron hostigados, perseguidos o asesinados. 

Desde que Hitler consiguiera el poder en 1933, se fueron promulgando leyes para apartar a los judíos de la vida pública: se les prohibió ejercer enseñanza, abogacía, medicina y otras profesiones a clientes que no fueran judíos. Heinrich Himmler, líder de las SS, aplicó las leyes antijudías con dureza por agradar a Hitler y por convencimiento personal y, de hecho, la idea de "raza aria" fue más impulsada por él que por el propio Hitler.

El 9 de noviembre de 1938 tuvo lugar la Kristallnacht (Noche de los Cristales Rotos) durante la cual se atacaron negocios, se quemaron sinagogas y se asesinó indiscriminadamente a judíos. Los campos de concentración, creados en 1933 sobre todo para comunistas, se llenan también de judíos.

Desde 1941, los judíos son obligados a llevar un distintivo en la ropa que les distinga del resto. Lo más habitual son brazaletes o insignias con la Estrella de David. Ante lo degradante de sus condiciones de vida, muchos optaron por el exilio. 

En otoño de este mismo año y ante el recrudecimiento de la guerra, Hitler opina que limpiar Alemania de judíos cuesta demasiados recursos y comienza a preparar la "solución final" (Endlösung der Judenfrage) que consistía en su completa eliminación en Alemania y en los países que controlaba. El antijudaísmo no era un asunto solamente alemán, y en muchos otros países (Francia de Vichy, Rumanía, Polonia...) esta actitud era igualmente fuerte. En total, se construyeron más de 40 000 campos de concentración y de exterminio adonde se les conducía en los llamados "trenes de la muerte". En 1942, el plan de acabar con los judíos se aceleró y fueron frecuentes ejecuciones masivas, sobre todo en cámaras de gas donde se les rociaba con Zyklon B (un gas a base de cianuro de hidrógeno). Algunos de los más infames campos de concentración fueron Auschwitz (Polonia), Buchenwald o Dachau (Alemania). En total, se calcula que cerca de seis millones de judíos (dos tercios de los que había en Europa) murieron durante el holocausto, que es como se llamó al genocidio alemán del pueblo judío.

4.2 Los experimentos médicos

En la Alemania nazi se llevó a cabo una intensa campaña para limpiar la sociedad de personas que percibían como "amenazas biológicas" en una desquiciada campaña eugenésica. Además del holocausto judío, se procedió a esterilizaciones masivas y a diversos experimentos médicos con seres humanos -que no habían dado ningún consentimiento para ello- que solían acabar en la muerte o en secuelas de por vida.

Los experimentos se pueden dividir en tres categorías:

 

Experimentos relacionados con la supervivencia de los militares nazis: para comprobar cuánto y cómo podía sobrevivir el organismo en condiciones extremas, se utilizaron prisioneros de los campos de concentración. Estos fueron sometidos a saltos en paracaídas desde gran altura para comprobar a partir de cuánta altitud el paracaídas dejaba de ser operativo. También se les obligaba a la congelación de miembros del cuerpo para comprobar si se podía curar la hipotermia de los soldados.

 

Experimentos con fármacos: los médicos probaron fármacos nuevos en seres humanos para comprobar sus efectos. En ocasiones, se infectaba a los reclusos con virus o bacterias de enfermedades como la malaria, el tifus, la tuberculosis, la fiebre tifoidea, la fiebre amarilla y la hepatitis infecciosa. Después probaban medicamentos o vacunas para comprobar su efectividad. También se probaron injertos óseos, de piel o trasplante de órganos. 

Experimentos para comprobar la superioridad de la raza aria o para la creación de nuevas razas mediante ensayos genéticos: la idea principal era establecer cómo resistían diferentes razas las enfermedades contagiosas. El médico Josef Mengele, conocido como el Ángel de la Muerte, realizó cientos de pruebas, especialmente con gemelos, que abarcaban desde inyecciones en los ojos para cambiar su color permanentemente hasta "juntar" gemelos para crear siameses. La esterilización forzosa a judíos y gitanos fue masiva. 

Una vez que terminó la guerra, EE. UU. contrató y nacionalizó a unos 700 científicos nazis para trabajar para ellos en lo que se conoció como Operación Paperclip. Algunos de ellos, como Wernher von Braun, participaron en la construcción de los cohetes que llevaron al hombre a la luna. La Unión Soviética hizo lo mismo (Operación  Osoaviajim), contratando y salvando de cualquier juicio de guerra a más de 2500 técnicos y científicos. 

 

4.2 Las conferencias de los aliados.

 

Los líderes de los países aliados celebraron varias reuniones a dos o a tres bandas. Aquí vamos a citar las más relevantes, que fueron las tripartitas (URSS, Reino Unido, EE. UU.).

La primera de estas reuniones a tres fue la Conferencia de Teherán (noviembre-diciembre 1943). En ella, Roosevelt, Churchill y Stalin decidieron abrir un gran frente de batalla en el occidente de Europa. La estrategia, conocida como Operación Overlord, fue la que finalmente se convertiría en el célebre Desembarco de Normandía. Además, los tres líderes acordaron dividir Alemania tras la guerra y al creación de una organización internacional para mantener la paz y la seguridad en el mundo, esto será el germen de la futura ONU (Organización de las Naciones Unidas). Hitler planeó el asesinato de los tres gobernantes, pero el servicio de inteligencia soviético descubrió el plan a tiempo.

En febrero de 1945 tuvo lugar la segunda de estas conferencias en Yalta, Unión Soviética. Allí se reunieron los mismos líderes y acordaron que, al finalizar la liberación de Europa, hubiera elecciones democráticas en todos los países liberados del nazismo. También decidieron desarmar y ocupar militarmente Alemania y Austria entre cuatro potencias: EE. UU., URSS, Francia y Reino Unido, y dar a Polonia los territorios adyacentes al corredor de Danzig. Por su parte, la URSS se comprometió a atacar Japón, a cambio de lo cual recibirían la parte oriental de Polonia y la isla de Sajalín. 

Por último, la Conferencia de Postdam (Alemania) reunió, entre julio y agosto de 1945, a Truman (Roosevelt había muerto en abril), Churchill y Stalin. Aquí, se decidió la devolución de todos los territorios ocupados por los nazis a sus respectivos países, la desnazificación y democratización de Alemania, la ocupación en cuantro zonas (URSS, EE. UU., Reino Unido y Francia) de Berlín y Viena, la persecución de criminales de guerra nazis, el pago de reparaciones de guerra por parte de Alemania (interrumpidas en los años 50 durante la Guerra Fría) y la oposición a la entrada de España en la ONU. Durante estas reuniones, surgieron algunas desavenencias entre Truman y Stalin que serían el preludio de la Guerra Fría, un periodo de bipolarización mundial que duró 45 años, hasta 1991. 

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