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Unidad 9: El espacio urbano

“Construimos ciudades para que la gente invierta en vez de para que viva”

David Harvey. Geógrafo, urbanista y antropólogo británico

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1. El espacio urbano

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1.1 Características de la ciudad:

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  • Tienen más de 10 000 habitantes

  • Alta densidad de población (más de 4000 hab./km2)

  • Los sectores económicos que predominan son los servicios y, en las afueras, el industrial.

  • Influencia sobre el entorno: pueblos donde el suelo es más barato o ciudades dormitorio aparecen en el extrarradio, amplias redes de comunicación (autopistas, etc.)

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1.2 Historia de la urbanización:

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1.2.1 Urbanización preindustrial (hasta finales del siglo XIX)

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En la época preindustrial, España era principalmente una sociedad agraria, donde la mayoría de la población vivía en áreas rurales y dependía de la agricultura como su principal medio de subsistencia. Las ciudades eran centros administrativos y económicos, pero su tamaño y desarrollo eran limitados en comparación con otras regiones de Europa.

Las ciudades preindustriales en España solían estar amuralladas para protegerse de ataques y conflictos y para controlar quién entraba y salía de las ciudades (derecho de portazgo). Estas murallas delimitaban el espacio urbano y restringían el crecimiento físico de las ciudades. Las calles eran estrechas y tortuosas, con una planificación urbana poco organizada. Las viviendas solían ser de baja altura y construidas con materiales locales, como la piedra y el adobe. La ciudad crecía apiñándose, construyendo más casas en el escaso espacio que había.

El comercio también desempeñaba un papel importante en la urbanización preindustrial. Las ciudades se convirtieron en centros de intercambio comercial, donde se realizaban transacciones de bienes y servicios. Algunas ciudades, como Sevilla y Cádiz, tuvieron un papel destacado en el comercio marítimo con las colonias españolas en América. A partir del descubrimiento de América, y sobre todo con la crisis castellana del siglo XVII, la vida se trasladó a las ciudades costeras, mucho más prósperas. No hay más que ver las ciudades portuarias atlánticas o las lonjas de las ciudades mediterráneas. Madrid, establecida como capital por Felipe II en 1550, fue la única ciudad interior que tuvo un gran desarrollo, sin contar Sevilla, que era portuaria gracias a la navegabilidad del Guadalquivir. 

En términos demográficos, las ciudades preindustriales en España tenían una población relativamente pequeña en comparación con las áreas rurales. Eran simplemente zonas de administración y comercio, no tanto para vivir. Sin embargo, a medida que avanzaba el período, se produjo un proceso de migración del campo a la ciudad, aunque a una escala menor que en otros países europeos. En 1911, se promulgó la Ley de Casas Baratas para ayudar a la población migrante a obtener vivienda en la ciudad.

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1.2.2 Urbanización en la época industrial (desde el siglo XIX hasta 1973)

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Durante este período, España experimentó la industrialización, el crecimiento de las ciudades y una transformación en la forma en que las personas vivían y trabajaban.

La Revolución Industrial llegó a España con retraso en comparación con otros países europeos, pero tuvo un impacto significativo en la urbanización. Las ciudades comenzaron a expandirse y crecer, atrayendo a trabajadores del campo en busca de empleo en las fábricas y nuevas industrias. Barcelona, Bilbao, Madrid, Valencia y otras ciudades industriales experimentaron un rápido crecimiento demográfico y un desarrollo urbano acelerado (ensanches).

Un hechos histórico capital, la Guerra Civil, detuvieron el proceso y ralentizaron el crecimiento natural de la población (de hecho, durante el conflicto hubo más muertes que nacimientos). Tras la guerra, se creó la Dirección General de Regiones Devastadas, encaminada a reconstruir el país, y se dedicaron fondos públicos a la construcción de viviendas a través del Instituto Nacional de la Vivienda, creado en 1939. Más tarde, durante el desarrollismo (a partir de los años 60), se dio el mayor crecimiento urbano del siglo XX.

La población se distribuyó siguiendo el rumbo de la industrialización: en los ejes gallego-atlántico, mediterráneo, del Guadalquivir, etc. y en los polos de desarrollo y polígonos de descongestión: eje Toledo-Madrid-Guadalajara, por ejemplo.

Este proceso de industrialización y urbanización tuvo varias consecuencias. Por un lado, se produjo una migración masiva desde las zonas rurales hacia las ciudades, lo que provocó un éxodo rural (sobre todo en las décadas de 1950 y 1960) y cambios en la estructura demográfica del país. Las áreas rurales se despoblaron en cierta medida, mientras que las ciudades se llenaron de nuevos residentes.

Las ciudades comenzaron a transformarse en centros industriales y comerciales, con la construcción de fábricas, infraestructuras y viviendas para albergar a la creciente población urbana. Se construyeron ensanches (como el de Barcelona, o los de Madrid del Barrio de Salamanca o Vallecas), barrios obreros y zonas industriales, lo que llevó a una planificación urbana más organizada en comparación con el caos de las ciudades preindustriales. Los ensanches se planearon, en principio, como barrios para que se asentase la población trabajadora, pero, a medida que crecían las ciudades, las zonas de ensanche se convirtieron en céntricas y el suelo se encareció, por lo que fue la burguesía la que se asentó en ellos y el proletariado tuvo que irse a vivir aún más lejos del centro de las ciudades, en barrios obreros de materiales baratos y de mala calidad.

Además, el proceso de urbanización estuvo acompañado de mejoras en las infraestructuras y servicios urbanos. Se construyeron sistemas de transporte, como ferrocarriles y tranvías, para conectar las ciudades y facilitar la movilidad. También se implementaron sistemas de suministro de agua potable, alcantarillado y electricidad, mejorando las condiciones de vida en las áreas urbanas.

Sin embargo, a pesar del crecimiento económico y urbano, las desigualdades sociales y la pobreza persistieron en muchas áreas urbanas. Los barrios obreros a menudo carecían de condiciones de vida adecuadas, con viviendas precarias y hacinamiento. La falta de servicios y el acceso limitado a la educación y la atención médica también fueron problemas comunes.

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1.2.3 La urbanización en la época postindustrial (desde 1975 hasta hoy)

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La urbanización en España desde 1975 hasta hoy ha sido un proceso caracterizado por una rápida expansión y transformación de las ciudades. Este período ha estado marcado por cambios políticos, sociales y económicos que han influido en el desarrollo urbano del país.

Tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975, España inició un proceso de transición hacia la democracia y se abrió a la economía global. Esto tuvo un impacto significativo en el desarrollo urbano, ya que se produjo un aumento en la inversión, la modernización de las infraestructuras y el fomento del turismo y el sector servicios, sobre todo a partir de la entrada de España en la CEE (hoy, UE).

Con la creación del Estado de las Autonomías (1979) cada comunidad autónoma elabora sus planes generales para ordenar el territorio.

Uno de los aspectos más destacados de la urbanización en este período ha sido el crecimiento de las áreas metropolitanas y la expansión de las ciudades. Grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla han experimentado un aumento en su tamaño y población, aunque menor que en la época anterior, con la formación de áreas metropolitanas que han absorbido a municipios cercanos y han dado lugar a una conurbación continua.

La industria ya no atrae a tanta gente. Son ahora los servicios de todo tipo los que atraen trabajadores y consumidores a las ciudades. Los polígonos industriales se abren a otras actividades relacionadas con el sector terciario: lugares de ocio, hostelería, almacenaje, centros comerciales... Las áreas industriales alrededor de las ciudades se terciarizan.

Este crecimiento urbano se ha visto facilitado por la construcción de nuevas viviendas, la expansión de las infraestructuras de transporte, la creación de zonas comerciales y la mejora de los servicios urbanos. Se han desarrollado nuevos barrios y urbanizaciones residenciales, tanto en el centro de las ciudades como en la periferia, para dar cabida a la creciente demanda de viviendas.

Además, el sector turístico ha tenido un papel destacado en la urbanización de España desde 1975. Muchas ciudades costeras e islas han experimentado un fuerte crecimiento debido al turismo, con la construcción de hoteles, apartamentos vacacionales y infraestructuras turísticas. Estas zonas han experimentado un desarrollo acelerado y, en algunos casos, se han enfrentado a problemas de congestión y saturación.

La planificación urbana también ha sido un aspecto importante en la urbanización desde 1975. Se han implementado planes de desarrollo urbano y normativas para regular el crecimiento de las ciudades, proteger el patrimonio histórico y cultural, y promover una mayor sostenibilidad ambiental. Sin embargo, también ha habido críticas a la falta de planificación adecuada, el crecimiento descontrolado y la especulación inmobiliaria.

En términos de calidad de vida, la urbanización ha traído consigo mejoras en los servicios públicos, infraestructuras y oportunidades de empleo. Sin embargo, también ha habido desafíos, como la congestión del tráfico, la falta de viviendas asequibles en algunas áreas urbanas y la segregación socioespacial.

En los primeros años del siglo XXI, España experimentó un boom inmobiliario y una expansión urbana acelerada. Se construyeron numerosas viviendas, tanto en áreas urbanas consolidadas como en nuevas urbanizaciones en la periferia de las ciudades. Las ciudades costeras, especialmente en las regiones de la Costa del Sol y la Costa Blanca, experimentaron un desarrollo urbano rápido debido al turismo y la demanda de segundas residencias.

Sin embargo, este crecimiento se basó en gran medida en el sector de la construcción y en una burbuja inmobiliaria. A partir de 2008, España sufrió una grave crisis financiera y económica, conocida como la crisis del ladrillo. Esta crisis tuvo un impacto devastador en el sector inmobiliario y provocó una disminución en la construcción de viviendas y proyectos urbanos.

La crisis económica resultó en un período de recesión prolongada, altas tasas de desempleo y dificultades financieras para muchas familias y empresas. Esto tuvo un impacto directo en la urbanización, ya que muchos proyectos de desarrollo urbano quedaron paralizados o abandonados. Muchas áreas urbanas y nuevos barrios experimentaron un alto nivel de desocupación de viviendas y dificultades económicas.

Durante este período, también se produjo un cambio en la demanda de viviendas y una mayor conciencia de la sostenibilidad urbana. Hubo un aumento en la demanda de viviendas más pequeñas, energéticamente eficientes y con una mejor calidad de vida en términos de espacios verdes y servicios cercanos. Se pusieron en marcha iniciativas para revitalizar y regenerar áreas urbanas degradadas y fomentar la rehabilitación urbana.

Además, la planificación urbana ha estado enfocada en la creación de ciudades más sostenibles y amigables con el medio ambiente. Se han implementado medidas para mejorar el transporte público, reducir las emisiones de carbono, promover la eficiencia energética en los edificios y aumentar los espacios verdes y las áreas peatonales y carriles-bici.

Hoy día, las ciudades grandes crecen menos, pero sí crecen las del extrarradio, por lo que los límites de la gran ciudad se difuminan. El espacio rurbano es engullido. El régimen demográfico moderno también influye en el urbanismo: casas más pequeñas, en altura y más baratas a medida que se alejan del centro.

En el centro de grandes ciudades como Madrid o Barcelona, se da un nuevo fenómeno: la gentrificación: la rehabilitación de zonas deterioradas, en las que vivían familias populares ("del barrio, de toda la vida") para construir otro tipo de viviendas para gente de mayor poder adquisitivo o, también, hoteles y apartamentos turísticos. Las clases medias y bajas son desplazadas a otros barrios lejos del centro. Esto también afecta al comercio de la zona: desaparecen las tiendas de barrio tradicionales y aparecen establecimientos orientados al turismo: restaurantes de franquicia, oficinas de cambio de divisas, tiendas de souvenirs, de alquiler de segway, de rutas turísticas, etc. Esto se conoce, en el argor urbanístico, como "starbucksización" de la ciudad.

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2. Morfología y estructura urbana

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2.1 Morfología

 

Este concepto se define como el aspecto externo que presenta la ciudad, y depende de los siguientes factores:

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1) El emplazamiento: depende, sobre todo, de dónde fue fundada originalmente la ciudad: junto a un río para tener agua dulce, en lo alto de un monte para poder vigilar, cerca de los recursos naturales (minas, cultivos...), junto al mar para acceder al comercio, etc.

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2) La situación: este concepto se refiere a si la ciudad está bien ubicada en cuanto a comunicaciones (carreteras, trenes, aeropuertos, puertos de mar...) o tiene relevancia económica, laboral o política entre otras cuestiones. Normalmente, las ciudades relevantes también están bien comunicadas. 

 

3) El plano: es la disposición de las construcciones en la ciudad. Suelen ser de tres tipos:

  • Irregular: el trazado es laberíntico y con calles estrechas y sinuosas, que se construyeron a como daba lugar, sin seguir ninguna planeación. Se daba en el interior de las murallas y la población tendía a amontonarse. Esto ocurre en los centros históricos de muchas ciudades de origen árabe, por ejemplo. En España, un ejemplo muy claro es el casco antiguo de Córdoba, pero también es apreciable en el centro de Madrid o el Barrio Gótico de Barcelona Las murallas se derribaron en el siglo XIX.

  • Radiocéntrico: el trazado parte de una plaza central que era el centro de actividades importantes (donde está la catedral o el ayuntamiento o similar) y las calles van del centro a la periferia en forma de radios. Son cortadas por otras a modo de círculos concéntricos. En España, un ejemplo es Vitoria-Gasteiz. 

  • Ortogonal: en cuadrícula, a modo de campamento romano, con calles que se cortan en ángulo recto, como ocurre en el ensanche de Barcelona o en el de Madrid. Una ciudad que aún conserva parcialmente el trazado romano es Zaragoza. La ciudad de Mérida también es de origen romano, aunque actualmente conserva poco del plano original. Es un tipo de plano que también se emplea en el diseño de urbanizaciones de las afueras de las ciudades.

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4) La trama: abierta, si hay espacio entre los edificios; o cerrada (compacta), si hay poco espacio entre estos.

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5) La edificación: colectiva, bloques o torres de viviendas; o individual, a modo de casas, chalets o adosados. 

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6) Usos del suelo: hay muchos tipos: residencial, comercial, de negocios (CBD) tales como el plan Madrid Nuevo Norte, de ocio, de equipamiento (colegios, hospitales, comisarías, parques de bomberos...), etc. En su origen, los ensanches se construyeron para albergar trabajadores llegados de otros lugares para trabajar en las industrias. Ahora bien, llegó un momento en que los ensanches crecieron tanto que se convirtieron en el nuevo centro de las ciudades, con lo que la vivienda y el suelo se encareció y las clases obreras tuvieron que irse hacia el extrarradio, mientras los ensanches eran ocupados por la burguesía. Esta dinámica gentrificadora se mantiene hasta hoy: a medida que un barrio periférico se convierte en céntrico, el suelo encarece y es ocupado por clases más pudientes que los residentes originales.

En Madrid, un caso especial lo constituye la Ciudad Pegaso, construida por la empresa automovilística Pegaso en 1956 para sus trabajadores, a quienes se las alquilaba por un precio simbólico.

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2.2 Estructura:

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Se clasifica en:

  • Ciudad preindustrial: es casco histórico o antiguo de las ciudades.

  • Ciudad industrial: lo comprenden los ensanches burgueses, los barrios obreros y las zonas industriales de las ciudades (hoy, cada vez más ubicados fuera de estas) y las ciudades-jardín, proyectadas, en principio, como zonas con casas bajas y pequeños jardines para que los obreros tuvieran viviendas dignas, pero que fueron vendidas a la burguesía adinerada debido a su atractivo. Algunos ejemplos son

  • Periferia actual: áreas suburbanas (cercanas al centro de las ciudades, pero sin tanta congestión. El barrio de El Viso en Madrid es un buen ejemplo. En inglés se denominan "suburbs", pero en español la palabra suburbio tiene connotaciones más bien peyorativas) y áreas periurbanas o rurbanas (entre el campo y la ciudad sin ser propiamente ninguno de ellos)

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2.3 Aglomeraciones urbanas:

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Cuando se agudizó el éxodo rural, las ciudades se vieron desbordadas, las nuevas familias que venían del campo no tenían, en muchos casos, medios para acceder a una vivienda y se crearon poblados chabolistas (a finales de los 70, aún había 30 000 chabolas censadas en Madrid). Con la mejora del nivel de vida a partir de los 60, se construyeron nuevos barrios para estas familias. Estos barrios formaran pueblos que acaben integrando las llamadas áreas metropolitanas, las que más crecen en el urbanismo actual.

Hay distintas categorías de aglomeraciones: áreas metropolitanas, conurbaciones (zonas urbanas que estaban separadas pero acabaron uniéndose, como San Fernando y Coslada, o como San Sebastián de los Reyes y Alcobendas), regiones urbanas y megalópolis (ciudades que guardan dependencia unas de otras o, en conjunto, forman un corredor de importancia económica o residencial, también puede ser la unión de varias conurbaciones. En España no hay grandes megalópolis, pero el corredor que forman Toledo, Madrid y Guadalajara podría considerarse una pequeña megalópolis por la interacción que hay entre ellas: trabajo, transporte, vivienda, etc.) Otro ejemplo sería el corredor mediterráneo.

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3. Problemas de las ciudades

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Los problemas urbanos pueden dividirse en cinco grupos:

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1. Derivados de las aglomeraciones: urbanización demasiado extensa, arrasamiento de la cubierta vegetal y de la biodiversidad, encarecimiento de la vivienda, problemas de abastecimiento de servicios, intensificación del tráfico y problemas de movilidad debido a todo esto. El espacio rururbano, el que queda entre la ciudad y los pueblos se reduce a medida que la ciudad crece, esto afecto al sector primario, puesto que tierras de cultivo o pastos se convierten en suelo urbanizable.

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2. Económicos: escasez de industria o de sector primario. Normalmente, casi toda la gente trabaja en el sector terciario, lo que crea una excesiva dependencia económica de este.

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3. Especulación inmobiliaria.

 

4. Envejecimiento de la población

 

5. Sociales: pobreza, paro, exclusión, marginación. Esto lleva a la segregación espacial. La población se asienta en infraviviendas en las zonas de extrarradio. En Madrid, la Cañada Real es un buen ejemplo de segregación.

 

6. Medioambientales: contaminación, pérdida de biodiversidad, agotamiento de recursos naturales, generación de residuos y basuras.

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Las soluciones a estos problemas pasan por las políticas de mejora de ciudades enteras (Planes Generales de Ordenamiento), áreas de las ciudades (Planes Parciales) o lugares o cuestiones puntuales (Planes Especiales). Estos planes van establecen el uso del suelo: urbano, rústico, industrial, de equipamientos... dentro de una localidad. En los últimos años, van encaminados a hacer la ciudad más sostenible y cómoda para los viandantes y consumidores (ensanchamiento de aceras, carriles-bici, zonas comerciales con fáciles accesos, limitaciones de circulación y de velocidad para los vehículos a motor, zonas protegidas al estilo Madrid 360, etc.).

Las Leyes del Suelo (la última de 2023) han tenido diversas intenciones, si las del Partido Popular tendían a aumentar el suelo urbanizable, las del PSOE tienden a limitarlo para evitar los problemas que hemos visto: especulación, daños medioambientales, etc. La de 2008 reservó el 30% del suelo urbanizable para viviendas de protección oficial (VPO) y entre el 5-15% de este para equipamientos. La práctica es muy diferente: la construcción de VPO en España supone el 2,5% del suelo, mientras que la media de la UE se sitúa en el 9,3%.

En los últimos años, se oye hablar a menudo de "ciudades inteligentes". Esto quiere decir que se aprovechan las tecnologías de comunicación para mejorar la vida de los ciudadanos: información en las estaciones de bus, metro o tren del tiempo que falta para el siguiente transporte, información sobre el tráfico en tiempo real en los paneles de carretera, etc. En Madrid, existe una agencia llamada "Innovación y Ciudad Inteligente" dentro del área de economía y hacienda del ayuntamiento.

También se habla de "supermanzanas" como vía para evitar el tráfico excesivo en algunos barrios. Se trata de restar espacio a los automóviles y devolvérselo a peatones y ciclistas.

4. El sistema urbano español

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Es la estructura y organización de las ciudades y áreas urbanas en España. España cuenta con una amplia variedad de ciudades, desde pequeños municipios hasta grandes áreas metropolitanas. Algunas de las ciudades más importantes y conocidas son Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Bilbao y Málaga, pero también hay muchas otras ciudades de tamaño mediano y pequeño que desempeñan un papel importante en el sistema urbano del país. Las ciudades grandes tienen una fuerte influencia en las pequeñas de su entorno, creando ejes de comunicación.

Madrid, la capital de España, es la ciudad más grande del país y uno de los principales centros económicos y culturales. Es un importante centro de negocios y sede de muchas instituciones públicas y privadas. Barcelona, por su parte, es la segunda ciudad más grande y una de las más visitadas por turistas de todo el mundo. Es conocida por su rica historia, su arquitectura modernista y su vibrante escena cultural. El de España es un sistema bipolar: la gran mayoría de la actividad secundaria y terciaria tiene lugar en Barcelona y Madrid. Esto no es bueno, porque se fomenta rivalidad y porque demasiadas zonas del país quedan desatendidas. Por otra parte, el sistema urbano español está descentralizado desde la creación de las autonomías en 1979, de manera que cada comunidad autónoma gestiona este asunto a su manera.

España cuenta con varias áreas metropolitanas que concentran una gran parte de la población y la actividad económica del país. La Comunidad de Madrid, que incluye a la ciudad de Madrid y su área metropolitana, es la más poblada. Otras áreas metropolitanas destacadas son Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Bilbao y Zaragoza. Estas áreas metropolitanas son centros de actividad económica, con una amplia gama de industrias, servicios y oportunidades de empleo.

El sistema urbano español también incluye una gran cantidad de ciudades de tamaño mediano y pequeño. Estas ciudades desempeñan un papel importante en la distribución y descentralización de la población y las actividades económicas en todo el territorio. Algunos ejemplos notables son Granada, Santiago de Compostela, Salamanca, Toledo, Valencia, Sevilla, Bilbao, Málaga, Alicante y Zaragoza, entre otros. En toda esta red de ciudades grandes, medias y pequeñas existe una jerarquía de ciudades principales y ciudades regionales y subregionales que dependen de la principal y están unidas por vías de comunicación.

Los archipiélagos, si bien son importantes desde el punto de vista turístico y patrimonial, presentan dificultades de articulación por su insularidad.

En España, ya se ha dicho, existen varios ejes que unen ciudades formando megalópolis. El más destacado es el eje mediterráneo, que además supone un nexo con el resto de Europa y con África, por lo que es un eje internacional.  Otro eje internacional que tiene cada vez más importancia es el Lisboa-Madrid-París. De menor importancia son el eje atlántico o ej eje del valle del Guadalquivir. 

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